Me quedo con lo bueno

El año que acabamos de dejar atrás ha sido de los más intensos a nivel emocional de toda mi vida. Durante el confinamiento escribí mucho, muchísimo. Dejar por escrito aquello que me inquieta es algo que desde hace ya bastantes años me ayuda a desahogarme y me libera en los momentos de angustia. Para mí no existe mejor medicina que la escritura para ordenar sentimientos, clarificar ideas y sentirse bien con una misma. Suelo tener siempre una libreta bonita que me sirve de diario emocional, en ella dejo ir desde pensamientos hasta situaciones que he vivido que me apetece relatar. Pasado algún tiempo, celebro un pequeño ritual donde quemo todas aquellas páginas que ya son etapas pasadas y superadas y con las cenizas, abono alguna de las plantas que tengo en mi terraza.

Como ya he explicado en anteriores posts, el confinamiento supuso para mí una oportunidad para tomar consciencia de muchas cosas, para unirnos más como familia, para centrarme más aún en el auto-cuidado, para, en definitiva, salir mucho más reforzada. Y eso que 2020 ha sido el año en que decidí despedirme de mi proyecto personal, algo de lo que no me arrepiento en absoluto porque realmente era lo que quería, pero eso no quita que me apene haber puesto fin a esta etapa. A nivel profesional, 2021 va a ser un año de búsqueda, algo que afronto con ilusión porque en el fondo me siento afortunada por poder estar ahora centrada en el cuidado y la crianza de mis dos hijas pequeñas. Reinventarse en el terreno laboral a los 40 años supone todo un reto para mí pero también esta situación se me presenta en un momento en el que me siento mucho más madura y segura de mí misma. Así que me lanzo a por ello sin miedo, que ya es mucho.

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Si algo nos ha enseñado a todos la pandemia es que de poco sirve hacer planes, y más que nunca hay que apoyarse en el aquí y ahora. Este 2021 mi agenda anual tiene muy pocas anotaciones, sólo fechas señaladas. En circunstancias normales, me gusta visualizar cómo se presenta el año, apuntar algunos propósitos, pero dada la situación de incertidumbre que vivimos, lo mejor es ir dejando fluir las cosas y adaptarse a lo que vaya sucediendo. Sí que tengo algunos objetivos en mente, y en la medida de lo posible, voy a ir a por ellos, porque al final, ponerme metas también me da vidilla, y como soy un alma inquieta, necesito esos estímulos para sentirme motivada.

Recientemente leía una frase que decía que 2020 había sido el año de darnos cuenta que teníamos que cambiar cosas, y 2021, el de pasar a la acción. No sé si éste podría ser un buen resumen pero lo que está claro es que la vida ya nos ha cambiado a todos y que en más o menos medida esta crisis sanitaria nos va a seguir afectando en nuestro día a día.

Y ahora que ya han pasado las Navidades, y que volvemos otra vez a la rutina, quiero aprovechar para daros las gracias a los que invertís un pedazo de vuestro tiempo en pasar por aquí a leerme. Mis mejores deseos para este nuevo año. Y sobre todo, mucha salud.