cabanyes entre valls

Las pasadas Navidades hicimos una pequeña escapada familiar para vivir una bonita experiencia. El 6 de diciembre Gala cumplió 6 años y le regalamos alojarnos en una cabaña en un árbol. Ya hacía tiempo que fantaseaba con esa idea así que nos pareció que disfrutaría muchísimo si le concedíamos ese deseo. Desde que tiene 2 años que a Gala le regalamos experiencias por su cumpleaños, y más teniendo en cuenta que la Navidad está a la vuelta de la esquina y que ya recibe cosas materiales. Nos parece que es una forma de que entienda que los regalos no siempre tienen que ser objetos, y lo cierto es que ya se ha acostumbrado a que cuando llega su aniversario tendrá unas entradas para el teatro, o para ir a un museo o a un festival de música o cualquier otra cosa que le haga pasar un rato divertido. Además, procuramos que la experiencia la pueda disfrutar durante las vacaciones de Navidad. Este año, y con las circunstancias especiales derivadas de la pandemia, se nos ocurrió sorprenderla con algo que pudiéramos hacer toda la familia y que no implicara interacción social. Así que el regalo de la cabaña nos pareció la mejor opción.

El lugar que elegimos para dormir en medio del bosque fue Cabanyes entre Valls, un conjunto de cabañas y tiendas ubicado en la Vall de Bianya, en la comarca de la Garrotxa, y que nos quedaba a poco más de una hora de casa. Nosotros nos alojamos en la Canbanya Quintanic, que es la considerada ideal para familias ya que cuenta con un pequeño altillo con dos camas individuales para los niños. Mis hijas lo vivieron como una auténtica aventura y no hace falta que os diga que están deseando volver.

Fue un espectáculo ver amanecer cuando nos despertamos por la mañana. Pudimos observar la salida del sol, tumbados desde la cama, mientras esperábamos la cesta del desayuno. La subimos a la cabaña con unas cuerdas, tal y como hicimos también la noche anterior con la cena. El desayuno incluía zumo de naranja natural, leche caliente, croissants de cereales, pan con tomate, y queso y embutidos de la zona. El café nos lo preparamos nosotros mismos con la cafetera que teníamos en la cabaña.

Después de desayunar nos fuimos a pasear por los alrededores, ya que el entono también merecía ser explorado, a pesar del intenso frío que nos acompañó durante la escapada.

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En la época de Navidad nos gusta hacer algún pequeño viaje, ya lo hacíamos cuando no teníamos hijos, y desde que llegaron ellas también hemos seguido con la tradición. La situación actual nos ha obligado a buscar alternativas de proximidad, y es que a veces es posible descubrir pequeños paraísos casi a la vuelta de la esquina. La crisis sanitaria nos ha dado esta oportunidad, aunque también reconozco que echo de menos viajar y todo lo que me aportaba conocer lugares nuevos. De todos modos, también asumo que cuando todo esto pase (porque pasará) y se pueda volver a viajar, me gustaría hacerlo de forma más sostenible. Antes de la pandemia, solía hacer unos 3 o 4 viajes al año, algo que me parece excesivo ahora mismo. Creo que un viaje es más que suficiente, y que se puede complementar con escapadas a lugares más cercanos, sin necesidad de hacer grandes trayectos que provocan más contaminación.

¿Alguien más con un cambio de perspectiva al respecto? Me encantaría leer vuestros comentarios.