El poder de los pequeños gestos

La pandemia del Covid19 nos está obligando a cambiar muchos de nuestros hábitos. Y no sólo eso, seguro que a más de uno le ha hecho replantearse su forma de entender el mundo, o le ha empujado a llevar a cabo un giro en su vida. A nivel personal, esta situación me ha acercado a corrientes como el minimalismo y a adoptar nuevas rutinas relacionadas con la sostenibilidad y la vida consciente. Creo firmemente que el virus ha llegado para alertarnos de que urge un cambio de perspectiva, de que el planeta ha dicho basta.

Entiendo que no es fácil empezar a hacer mejor las cosas de un día para otro, por eso considero que lo importante es tener voluntad, y a partir de ahí, ir dando pequeños pasos pero de manera firme. De nada sirve apuntarse al gimnasio y luego no ir ningún día

En este post me gustaría compartir qué rutinas he introducido y por donde he empezado para llevar un estilo de vida más saludable y respetuoso con el medio ambiente. Curiosamente, esos nuevos hábitos ya los empecé a adoptar poco antes del confinamiento y gracias a ello, nuestros dos meses encerrados en casa fueron mucho más llevaderos.

no acumular

Aunque me gustaría reducir todavía más mis pertenencias, de momento me he impuesto una norma: cada vez que entra un nuevo objeto en casa -ya sea una pieza de ropa, libros, o cualquier otra cosa material- me desprendo de otro que ya tengo. Aplicando este sencillo gesto, me aseguro de que no acumulo. Incluso a veces aprovecho para retirar más cosas de las que he adquirido, con lo que este ejercicio también me sirve para ir vaciando mi casa de objetos innecesarios. Esto es algo que también he querido inculcarle a mis hijas para que no acumulen demasiados juguetes, y así poder recoger más rápido y que no les suponga una tarea pesada y aburrida.

consumir producto fresco de productores de proximidad

Todos los miércoles voy al mercado a comprar, y este es de los mejores hábitos que he adoptado en mi día a día ya que revierte positivamente en diferentes aspectos. El primero, es que contribuye a llevar una alimentación más saludable y a comer de temporada las frutas, verduras y hortalizas. En el supermercado siempre hay de todo porque se importa desde países lejanos, cosa que disminuye las propiedades y el sabor, además de ser más contaminante por el transporte que implica. Por otro lado, se apoya a la economía de proximidad y también se generan menos envases y plásticos ya que puedes adquirir todo el producto a granel. Hoy en día la falta de tiempo no es una excusa para comer mejor. Si no puedes ir a comprar al mercado, cada vez existen más pequeños productores que hacen reparto a domicilio, sólo es cuestión de buscar información por tu zona.

instalar un purificador de agua

Soy una defensora de beber agua del grifo pero lamentablemente no en todas partes es de buena calidad. En ese caso, comprar agua embotellada no sólo es un gasto añadido si no que es una forma de generar una cantidad indecente de envases. Invertir en un purificador es de las mejores decisiones que he tomado, ya que con el consumo de agua que hacemos en casa ahora que somos 4, en seguida se amortiza.

volver a usar la bicicleta

Hace cuatro años me compré una bicicleta de segunda mano holandesa que durante todo ese tiempo usé para decorar la fachada de la tienda que tenía. Después de traspasar el negocio, decidí arreglarla y ahora se ha convertido en mi medio de transporte. No sólo no contamina, sino que me permite realizar una actividad física y me ayuda a sentirme mejor.

comprar en pequeños comercios

Hasta no hace mucho, tengo que confesar que si me urgía algo, lo buscaba y compraba en Amazon. Ahora ya no sólo me he dado de baja como miembro Premium, si no que además he dejado de usar definitivamente esta plataforma. Intento ser previsora con lo que necesito comprar y lo adquiero en las tiendas o negocios de pequeños emprendedores. La sociedad del consumo nos ha hecho creer que lo importante es tener lo que queremos cuanto más rápido mejor. Las entregas ya no son a las 24 horas de comprarlo, si no incluso el mismo día. ¿En serio hace falta provocar este movimiento descontrolado de paquetería? Yo creo que no.

reducir el uso de plásticos

En este apartado me queda muchísimo por hacer pero progresivamente he ido eliminado algunos objetos de plástico (sobretodo los de un solo uso) por otros de materiales orgánicos o menos contaminantes. Ya hace tiempo que dejamos de usar las pajitas de plástico y las sustituimos por unas de acero inoxidable. También utilizamos bayetas compostables y cepillos de fibras naturales para fregar los platos. Hemos sustituido los tupper de plástico por los de vidrio, y tenemos botellas de acero inoxidable para beber agua fuera de casa. Vamos a la compra con cestos o bolsas de tela, y si no queda más remedio que usar alguna bolsa de plástico, procuramos que sean compostables, y así luego las utilizamos para tirar la basura orgánica.

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En el momento actual estoy dejando de ser cliente de grandes compañías y multinacionales para apostar por el cooperativismo o empresas más pequeñas con valores más alineados con mi filosofía de vida. Acabo de darme de alta en Som Energia -una cooperativa que promueve la obtención de electricidad mediante energía renovable-, y por fin le he dicho adiós a Endesa. Y también estoy informándome sobre como pasarme a la banca ética.

Humildemente pienso que si queremos que el mundo cambie, hay que empezar por uno mismo.